Ante las necesidades de refrigeración del verano, dos son las opciones que nos ofrece el mercado para el bienestar de nuestros animales: los paneles de celdas y los sistemas de micronebulización.
El primer elemento que se puede comentar de ambos sistemas es su principio común de funcionamiento: la refrigeración evaporativa. Según este, se puede eliminar calor presente en el aire mediante la evaporación de agua. Para conseguirlo, en los paneles se hace pasar el aire caliente exterior por una cortina uniforme de agua creada por un panel de celdas. El agua de la cortina se evapora parcialmente con el calor que toma del aire que pasa a través de ella. En cambio, con la nebulización se crean microgotas al hacer salir el agua a alta presión por pequeñas boquillas, que una vez difunden en el aire toman de él el calor necesario para evaporarse.
Ambos sistemas son relativamente sencillos de instalar. En el caso de los nebulizadores basta con disponer un sistema de tuberías con alta presión con boquillas distribuidas estratégicamente en la nave. En el caso de los paneles, estos deben instalarse en los puntos de entrada de aire en la nave, y conectarse a un circuito de agua.
Los consumos energéticos y de agua de ambos sistemas son moderados, si se considera el escaso volumen a vaporizar con los nebulizadores y los sistemas de reciclaje del agua de los paneles. Igualmente es sencillo su mantenimiento, pues sólo cabe considerar una suficiente calidad del agua que evite obstrucciones en los sistemas y no transmita agentes patógenos a los animales.
En cuanto a coste, un buen sistema de nebulización puede ser más caro de implementar por la mayor tecnología requerida (bomba de presión, sistema de tuberías de alta presión, microboquillas). En cambio, un sistema de paneles requiere mayor cantidad de material el cual puede ser necesario reponer con cierta periodicidad debido a su exposición a las inclemencias meteorológicas. Elegir un sistema de bajo coste en el caso de los paneles puede suponer problemas con su mantenimiento. Mientras que un sistema mal hecho de alta presión, puede llegar a ser totalmente contraproducente (si produce gotas demasiado grandes que en lugar de evaporarse acaban depositándose en el suelo o sobre los animales).
En cuanto a la facilidad de gestión, los paneles pueden ser aparentemente más sencillos de utilizar puesto que sólo hay que encender el circuito en combinación con la ventilación. Sin embargo, hay que considerar la necesidad de un flujo mínimo de entrada de aire a través de los paneles para que estos cumplan su función. De otro modo, los ciclos de nebulización pueden ser más difíciles de establecer, pues dependen en gran medida de las condiciones climáticas del momento y su regulación no se contempla en todos los autómatas de control ambiental. Así mismo las boquillas de alta presión pueden trabajar con cierta independencia de la ventilación, siempre que no se lleve la humedad relativa del ambiente de la nave a niveles excesivos, pues entonces se pierde la eficacia de su principio.
Dado que son opciones basadas en un mismo principio, para una buena elección debemos valorar nuestras condiciones específicas. Cuestiones como la distribución de la nave, los costes de equipo e instalación, el aprovechamiento de elementos previamente disponibles, o los consumos de agua y energía deben ser valorados en las ofertas del proveedor para tomar la decisión acertada.
Como con cualquier elemento de la granja lo mejor es contar con un consejero independiente y valorar las opiniones de distintos usuarios y nuestra situación personal, antes de decidirse por una opción u otra.