La necesidad de sistemas de control ambiental ha sido una consecuencia del desarrollo del modelo productivo intensivo. Este modelo busca maximizar la rentabilidad de las instalaciones y del trabajo llevado a cabo en ellas: mediante la maximización de las densidades de estabulación, la minimización de los tiempos de engorde y la optimización de la conversión del pienso, sin perjudicar el bienestar de los animales ni la calidad del producto obtenido.